martes, 22 de noviembre de 2011

GANÓ RAJOY-PERDIÓ ESPAÑA*



Ganó Rajoy, perdió España.


Orlando Ortiz Medina*



Se equivocaron los españoles con la elección de Mariano Rajoy. Es curioso que en el momento en que hay una fuerte movilización ciudadana –los indignados-, que se pronuncia contra el fracaso de un modelo de desarrollo cuyas consecuencias sobre los sectores más empobrecidos de la sociedad son del todo evidentes, la derecha tenga un triunfo tan destacado. Porque no es cualquier derecha, es una derecha más bien alejada del centro, que jala hacia la extrema, con un marcado ímpetu conservador, fanática del credo neoliberal, que es precisamente el responsable de la actual crisis y cuyo reflejo no está sólo en España sino en otros países de Europa e incluso en los Estados Unidos: el 99% que en estos días ha sido duramente reprimido por el ESMAD gringo.

¿En donde estaban pues los indignados? ¿Qué papel jugaron en estas elecciones? Será que, como suele pasar en Colombia y en otros países de América Latina, ¿política y movimientos sociales son dos realidades que no necesariamente se juntan? Será que, como algunos acá, ¿son de los que piensan que con “los políticos” ni nos juntamos ni nos untamos? Craso error.

Si, como parece, se entiende que lo que pasó fue que se quiso castigar al PSOE por la mala gestión de Zapatero y su falta de capacidad de respuesta ante la crisis, es posible que el remedio vaya a ser peor que la enfermedad. Pues con Rajoy, digno seguidor de Aznar, gran amigo a su vez de Bush y contertulio también de Uribe Vélez en la llamada cruzada contra el terrorismo,  lo que va a estar a la orden del día -es su verdadera agenda- será la abyección al modelo privatizador, de búsqueda de austeridad y ajuste fiscal por la vía del recorte al gasto social, el pago de la deuda externa –tan caro hoy a algunos países de Europa- y el consentimiento a los grandes capitales, en especial al sector financiero, cuya crisis es realmente su principal motivo de preocupación.

Ya sabemos todo lo que ello implica en materia de derechos, que no son propiamente un punto clave de la agenda de los gobiernos conservadores, y menos de quienes recomiendan las llamadas medidas o políticas de ajuste; llámese Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o Banco Central Europeo; que creen a ciegas que el tipo de estabilidad económica por la que abogan es el necesario paliativo frente a las fuertes crisis sociales que mantienen una alta porción de ciudadanos en el desempleo, la marginalidad y la desatención social. Ello a pesar de que la historia les ha venido mostrando que están equivocados.   

Lo que pasa en realidad es que el tema es un asunto que va más allá de la gestión de un gobernante, en este caso Zapatero, de quien hay que decir que en el comienzo de su gobierno tomó medidas importantes en materia de derechos y libertades ciudadanas: aborto, población LGTB, equidad de género, retiro de las tropas de Irak, etc. Medidas a las que se opuso fuertemente el PP, en cabeza de su líder, hoy presidente electo, Mariano Rajoy. Lo que pasa es que, y así se está demostrando, es definitivamente inviable un modelo en el que se pretenda dar cobertura y garantizar la atención de los derechos sociales y ciudadanos, si este corre paralelo con un modelo económico fundamentado en el individualismo, el enriquecimiento de unos pocos, y cuyo puntal de acumulación sea, sobre todo, un sector financiero depredador y usurero que se lucra sobre el empobrecimiento de las mayorías.

Las buenas intenciones que en materia social tenga de un gobernante serán siempre un fracaso si no se revisa la cartilla y no se le ponen talanqueras al modelo económico que lo acompaña. Eso fue lo que no hizo Zapatero, y he ahí su fracaso. Pero menos lo va a hacer Rajoy, vocero como es de quienes creen que eso de los derechos es un asunto subsidiario, que viene por añadidura luego de que las economías se estabilicen y que las deudas a que irresponsablemente nos llevaron los gobernantes se paguen; de que le arreglemos el camino a los banqueros para que sus utilidades no decaigan. Es decir, de los que creen que de lo que se trata es de que, como suele decirse también en Colombia, a la economía le vaya bien, que así nos irá bien a todos. Pero ya sabemos cuanta farsa hay en ello.

De manera que lo que vamos a tener que seguir viendo, y yo así lo espero, es que va a seguir creciendo la masa de los indignados, en España y más allá de España. Rajoy acogerá las “formulas salvadoras” de ajuste propuestas para no terminar de desbarajustar a la ya maltrecha Unión Europea. Y ya veremos lo que ello implica. Lo mismo que implicaron para América Latina las formulas de ajuste del FMI y el llamado Consenso de Washington: desempleo o mayor informalidad en el empleo, desindustrialización y crisis en los sectores agrícola y pecuario; privatización de la educación y la salud; recortes a los derechos laborales; mayor concentración del ingreso y la riqueza, etc.  


Así que la tarea de los indignados apenas comienza, pues pasamos de mal a peor. Y si es que les va bien, me temo que Rajoy no dure mucho. Así sea.


Economista-Magister en Estudios Políticos

No hay comentarios:

Publicar un comentario